JEVENOIS ARCILLONA, PABLO DE
Ciertas imágenes del antiguo Egipto evocan animales desconocidos que hemos dado en llamar quimeras, dragones o monstruos imaginarios. Estas imágenes pueblan los objetos más suntuosos y elaborados del predinástico, las paletas en donde aparecen en forma de animales de cuellos largos o serpentinos y de aves rapaces de aspecto irreal. Llegan al inicio del periodo dinástico en una obra maestra, la paleta de Narmer, en la que aparecen formando un círculo con sus cuellos entrelazados.
Es obvio que aquellos pueblos capaces de crear culturas no se dedicaban a falsear con fantasías la explicación de su realidad o de su propio pasado. Par ellos, aquellas imágenes representaban un mundo real. Un mundo que ordenaba su existencia, su presente y su pasado, para hacerlos inteligibles a los habitantes de Egipto, creando los moldes intelectuales por los que discurriría el periodo dinástico. Si no eran imaginarios, ¿qué eran, pues, aquellos animales desconocidos de la mitología y el arte egipcios?
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