Si no lo ves, no existe. Es la nueva estrategia con la que parece afrontarse el conflicto palestino. Sigue existiendo, añadiendo dolor y muerte a décadasde dolor y muerte
Por eso publicar hoy la obra gráfica de Nayi al-Ali tiene tanta importancia. Por un lado, supone un rescate patrimonial de primer orden. Desde su
asesinato en 1987, sus dibujos se han convertido en referencia básica del periodismo de denuncia. Por otro lado, la situación en la zona ha registrado tan pocos avances que pueden contemplarse como si acabaran de ser realizados
La validez de su mensaje se mantiene porque supo expresarlo con poética contundencia, pero también porque, sin apenas cambios, persiste la misma denunciable situación.
Del pórtico de Antonio Altarriba
Lleva la cabeza gacha y las manos entrelazadas a la espalda en postura de pensador peripatético pero no es un sabio sino un niño; tiene entre diez y once años, la edad que tenía su autor cuando salió de Palestina. Porque Handala, así se llama, es una viñeta creada por Nayi al-Ali o quizá por el niño que vivía en el adulto Nayi al-Ali y que siempre tuvo entre diez y once años, los que tenía cuando fue expulsado de su pueblo, su vida, los paisajes de su infancia
Y se convirtió en refugiado. Un niño de Palestina.
De la presentación de Teresa Aranguren
Nayi al-Ali sigue siendo un héroe en el mundo árabe, en particular para los palestinos, que pronuncian su nombre con la misma ternura con la que mencionan a sus grandes poetas. Su figura icónica, Handala, sigue siendo un poderoso símbolo palestino y lo seguirá siendo durante mucho tiempo.
Joe Sacco
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